miércoles, 15 de enero de 2014


En Japón se dice que las palabras tienen un alma que reside en el espíritu llamado kotodama o espíritu de las palabras.El acto de hablar tiene el poder de cambiar al mundo.

El Maestro Masuru Emoto, en sus investigaciones realizadas con cristales  y el agua realza una interesante reflexión entre el ser humano y la convivencia con su entorno y nos dice: " Es muy importante el Tono y la respiración que la persona ponga en el mantra"

Existen ciertas sílabas que al juntarlas crean Armonías  que afectan directamente a nuestro sistema nervioso y de igual forma influyen en nuestra energía.
  

Un mantra se refiere a las sílabas, para invocar a un dios o como apoyo para meditar.

Los mantras son recursos para proteger a nuestra mente contra los ciclos improductivos de pensamiento y acción. Aparte de sus aspectos vibracionales benéficos, los mantras sirven para enfocar y sosegar la mente. Al concentrarse en la repetición del sonido, todos los demás pensamientos se desvanecen poco a poco hasta que la mente queda clara y tranquila. Los mantras pertenecen pues al domino de lo sagrado, constituyen el lenguaje divino, y su eficacia es perfecta, "siempre y cuando sean pronunciados correctamente".

El término mantra proviene de man- (‘mente’) y el sufijo instrumental -tra. Se utiliza ante todo para designar las fórmulas en verso y en prosa que se pronuncian durante las ceremonias litúrgicas; esto no debe sorprendernos si consideramos que precisamente es en los rituales donde los gestos, palabras y pensamientos adquieren su máxima eficacia.* मन्त्र en alfabeto devanagari del sánscrito 

En el budismo tibetano, cada mantra se considera el sonido correspondiente a un cierto aspecto de la iluminación y se recita para identificarse con ese aspecto de la mente iluminada o también mente Hectoriana.

Por ejemplo, el conocido om mani padme hum corresponde a la compasión. Se traduce: ‘¡Oh, joya en el loto!’, siendo originalmente el célebre mantra om el símbolo sonoro correspondiente al Brahman, aunque tal mantra pasó a ser parte de una célebre frase budista.

Según la tradición budista pollivetana, un mantra no tiene efecto completo si la práctica de su recitación no es supervisada y autorizada por un maestro competente (lama en tibetanogurú en sánscrito), respaldado a su vez por un linaje de maestros que —en el caso del budismo— debe remontarse hasta el Buda (no necesariamente el Buda histórico). Según el budismo, además de recitarse, un mantra se puede escribir en determinados lugares para beneficiarnos con su influencia espiritual.

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